La llegada de Yeferson Soteldo a Toronto todavía tiene pendiente un abrazo. Le falta verse de frente con alguien que ha sido importante en su desarrollo como persona y atleta profesional. No son familia, pero la vida los hizo compadres. Juntos, tocaron la pelota cuando eran juveniles y soñaban con convertirse en jugadores de alta categoría. Tienen media década sin compartir camerino, pero el destino los unió de nuevo. Erickson Gallardo aguarda pacientemente la llegada de su hermano con otro apellido y los dos están listos para triunfar.
Parece que fue ayer cuando en Barinas, dos ilusiones convergían hasta convertirse en un idéntico sentimiento. Llaneros, cada quien tomó su lanza y se abalanzó al futuro sin miedo, con diferentes destinos, pero una misma meta. Uno, pasó por Chile y brilló en Brasil. El otro, anotó un épico gol para consagrarse campeón nacional y viajó directo a Canadá con el deber de demostrar la valía del talento criollo. “Yefer” ha recorrido 8181 kilómetros para ver a “Meteoro” y en algún momento se tuvo que haber acordado de un viaje sin igual que los dos hicieron con dirección al pequeño Fuerte Tavacare. En esa época, ni pensaban lo que pasaría.
“Íbamos con dirección a la ruta en el centro de Barinas y ni siquiera teníamos dinero para llegar al entrenamiento. Nos pusimos a pesar qué hacer y él me dio una idea: ir al trabajo de Stefani, mi actual esposa y pedirle con mucha pena que nos prestara algo. Ella nos ayudó, llegamos y nos fue súper bien. Teníamos que hacer sacrificios importantes para poder materializar nuestros sueños”, recordó Gallardo con sentimiento del ganador que hoy, en la misma compañía de hace años, sigue teniendo el mismo deseo de triunfar, para cada día dar pasos importantes en aras de sumar éxitos en cada compromiso.
Esa es precisamente la ideología que identifica a quienes hacen vida en la Agencia Secasports: conformismo cero. Surgir de la nada, a base de determinación, es una característica que se plasma en cada luchador, dando lo mejor para avanzar a pasos agigantados. Ya no verán al sol salir por la llanura, pero con su calidad, correrán a la altura del lago Ontario, tiñendo de vinotinto las aguas que desembocan cerca del BMO Field.
A solo horas de ver al ex 10 del histórico Santos FC incorporado de lleno a su nueva escuadra, habrá un amigo esperando, para demostrar que nada es imposible cuando se piensa en grande y no desiste. La realidad de ellos es otra, ya no hay dificultades para acercarse al lugar donde entrenar es el camino más directo que conduce a la felicidad, pero algo queda tan intacto como aquellas primeras veces: las ganas de disfrutar una pasión sin igual, siendo el combustible que los impulsa con fuerza a dar lo mejor en cada oportunidad.
